lunes, 12 de mayo de 2014

Capitulo Nª 18



Como había dicho, ACÁ ESTOY CON CAP. Nuevo! A quienes no leyeron el post anterior por favor háganlo! Así no se llevan ninguna sorpresa! Gracias por seguir del otro lado leyendo ♥ Los quiero, Maca ♥
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Capitulo N° 18

Los días empezaron a pasar, con Peter por lo general salíamos siempre, visitábamos lugares importantes de Córdoba, salíamos al centro, al teatro, a un parque a tomar mates, o pasábamos largas horas sentados al borde de la pileta, hablando de todo, y contándonos cosas nuestras; habíamos hablado de sueños y deseos, de miedos y frustraciones, de amores y desamores, de familia y no familia, de esfuerzo y logros; tal como lo era la buena posición económica de ambas familias (Aunque la de Peter se vea más reflejada) que por más dinero o lujos que se vieran, había sido un logro de un esfuerzo de toda la vida, que tenía generaciones y generaciones de ascendencia, antes de verse los frutos; cocinábamos juntos, nos reíamos, nos divertíamos, nos hacíamos más compañeros y más compinches, hasta llegar a vernos y entendernos con miradas y antes de tiempo, largar las carcajadas.
Ya habíamos entrado en diciembre por lo que el calor se hacía notar cada día más en Córdoba, y después de pasar un día casi completo en la pileta, nos dimos con Peter una ducha cada uno, nos alistamos, y salimos de compras decorativas por el centro cordobés; al ser una época de fechas festivas, todos los negocios estaban decorados, con luces, arbolitos navideños, pesebres, pelotitas de colores y más.

Peter: Mira La, te gusta ese arbolito?
Lali: Esta hermoso, me encanta, lo único malo es que me tengo que subir a una escalera de tres metros para llegar a la punta (Mirando hacia arriba, era verdad, el árbol de navidad la doblaba en altura)
Peter: Bueno, entramos a la casa, la escalera de podar los árboles.  (Cara de pocos amigos de Lali) Jajajaja, NAAAA! Mentira mi peti hermosa (Besándola en la cabeza)
Lali: Mas te valía Lanzani, más te valía. (Con una sonrisa Verdadera)
Peter: Bueno, cual te gusta de todos los arbolitos estos?
Lali: Este (Señalando uno) es más alto que yo pero no me dobla en altura, además yo tampoco lo doblo a él. Me gusta mucho.
Peter: Entonces, este va para casa.

Peter hablo con el vendedor, se lo pidió, se lo embalaron y se lo dejaron a un costado de la tienda; porque en verdad aunque la caja no era pesada, era larga y para seguir caminando y recorriendo estorbaba, asique que cuando terminábamos de hacer las cosas pasábamos y levantábamos la caja.
Lugares, lugares y más lugares; pelotitas de colores, luces de colores, luces en formitas y simples, lametas y guirnaldas. Para el final del día llevábamos dos bolsas en cada mano cada uno llenas de esas cositas, tanto para adentro, como para afuera de la casa.
Yo particularmente, me sentía como una nena de 5 años en la primera navidad que entendía, en que la casa se decoraba, y que el 25 de diciembre a las doce de la noche además de celebrar el cumpleaños del niñito Jesús, entraba por la chimenea un gordo con barba blanca gritando JO JO JO, FELIZ NAVIDAD! Y con un bolso en su espalda cargada de regalos; esa era la sensación después de tres navidades y fin de años sin nada, sin adornos, sin comida especial y sin familia, solo sentada en el jardín de la casa, mirando las luces de colores que iluminaban el cielo después de pasadas las 12 de la noche.
Pero bueno, confiaba en que de ahora en mas no iba a ser así; confiaba en que no iba a ser nunca más así, porque había llegado un ángel a mi vida, que sé que no iba permitir eso; había llegado Peter.
Después de una tarde llena de risas y sonrisas y de compras, llegamos a la casa, y después de tomar unos mates, fue Peter quien rompió lo que hablábamos

Peter: La, quiero mostrarte algo.
Lali: Si, decime qué?
Peter: Veni acompáñame (Levantándose)
Lali: A dónde vamos? (De la mano de Peter) Acá? (Parándose frente a “la puerta misteriosa” que Peter jamás le había dejado abrir)
Peter: Si, acá. Veni, ponete acá (Poniéndola delante de él y tapándole los ojos)
Lali: Porque me tapas los ojos?
Peter: Ahhh! Sorpresa. (Abriendo la puerta y prendiendo la luz)
Lali: Ayyy cuanto misterio….
Peter: Ya podes mirar (Sacándole su mano de los ojos de ella)
Lali: Y esto? (Mirando a su alrededor)
Peter: Vos  no me dijiste que de adolescente soñabas con ser una exitosa abogada de familia?
Lali: Si, y eso?
Peter: Y esto es lo que simula ser mitad de una oficina de una abogada y mitad una oficina de un arquitecto. Acá vas a poder empezar “ese sueño” esto simula ser una oficina. En este tiempo podes empezar a prepararte y desde acá anotarte para empezar a cursar en marzo en la facultad de derecho.

Era una gran habitación, en mitad de ella un gran ventanal con postigos  (Quienes el tiempo que Peter no me dejo ver hacia dentro, estuvieron cerrados) que daba hacia el gran parque y que “Dividía” las oficinas.
 En ella había dos escritorios de oficina, sobre cada uno de ellos había lapiceros con lapiceras, lápices y demás; portapapeles; anotadores adhesivos, y una computadora portátil, y detrás de cada escritorio había como si fuesen bibliotecas, con libros y demás; de mi lado (El izquierdo de la habitación) los libros eran TODOS de leyes o relacionados a la abogacía familiar, del lado de Peter había libros pero relacionados a la arquitectura y su profesión.

Lali: No Puedo Pitt, no puedo y no voy a poder hacerlo. (Intentando salir de ahí)
Peter: Esta es tu oportunidad para retomar tus sueños La. (Sosteniéndola entre sus brazos) Y NADIE puede quitártelos, todavía tu vida no se fue, no se terminó.  Sos una chica linda, joven, inteligente y tenes la oportunidad de retomar el camino de tus sueños ser lo que siempre quisiste. HACELO… No te quedes sin hacerlo (Lali comenzaba a largar sus primeras lagrimas)
Lali: Y si no puedo? Y si me derrumbo en mitad del camino? (Bajándose hacia abajo en símbolo de rendimiento, hasta quedar sentada en el suelo)
Peter: Vas a poder, y si en algún momento te derrumbas abajo voy a estar yo para sostenerte y que no termines de caer y para darte las fuerzas suficientes para seguir adelante; porque yo te juro Mariana que si tengo que largar todo para que vos no te des por vencida y cumplas tus sueños, lo hago (Bajando junto a ella, y quedándose sentado en el suelo)

Ahí estaban los dos, el consolándola a ella como hacía ya un tiempo que lo hacía, cuando le agarraban esos bajones, él estaba ahí; y por más que ella intentaba mantenerse siempre en la misma línea y sonreír siempre, el cambio todavía no había sido completo, y de pasar a ser la que hacia todas las cosas y no recibir nada, que la consintieran y quisieran que ella cumpliera sus sueños para ella era raro.
Y así se quedaron ellos, sentados en el suelo, en medio de esa gran habitación y bajo la luz tenue que en ella había, Lali llorando desconsoladamente, descargándose de tantas cosas que no se había descargado en años y que era parte del proceso de cambio, y Peter acompañándola y consolándola, como desde el primer día que lo hizo.


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